Tortilla de patatas acompañada de cervezas especiales. Así, a primera vista puede ser tan simple, que nos parece algo de lo más normal del mundo. Se sabe a ciencia cierta que esta divinidad, que forma parte de nuestra gastronomía, no falta en la barra de casi ningún bar del panorama nacional.
Sin embargo, este tándem tan typical spanish se puede convertir en el súmmum de los pinchos cuando lo armonizamos con materia prima superior.
¿La tortilla de patatas? Ya se sabe, para gustos los colores. Muy hecha, de las que se deshacen en el plato cuando se parten y hacen hasta ‘cruch’. Y cómo no, sin pasar por alto el desafío con cebolla, o el ‘sin cebolla ¡please!’.
Ni que decir tiene la cantidad de variantes que presenta. Por zonas, la de Betanzos, con patata fina y crujiente, doradita y sin llegar a ser líquida. Algunas típicas de Madrid, muy gruesas y ¡eso sí!, prohibido para los de la liga anticebolla, ya que la lleva. Y así podemos ir punto por punto de la península, de norte a sur, descubriendo la magia de este manjar tan apreciado.
¿El punto perfecto? Una cerveza especial, por ejemplo de autor, fácil de beber, mejor refrescante, y con cierto toque ácido y escaso amargor, que ayude a limpiar el paladar.