Para los platos de pasta con salsas tan sabrosas como una boloñesa, las cervezas equilibradas son la máxima expresión para el paladar.
Y es que ¿a quién se le resiste un plato de pasta? ¿Qué tendrá esta variedad importada de Italia, tan socorrida para cualquier momento gastronómico, y tan complaciente a todo tipo de paladares?
En forma de láminas, tallarín, rellena o en espiral, en sí misma siempre va acompañada de salsas y aderezos, más tradicionales o complejos, que le dan sentido a la receta y que a la mayoría de los mortales satisface.
La nota de maridaje perfecto se pondrá con una cerveza extra equilibrada en sus maltas, y de contenido medio de alcohol, y unos ‘ragúes’ o taglatielle frescos al huevo acompañados de una salsa suculenta boloñesa, donde el ingrediente principal sea el tomate, la carne, o diferentes tipos de embutidos.
Por su intensidad y sabor de aromas procedentes de las maltas alcanzará su máxima expresión y se entremezclará con el toque de aromático del aderezo y textura de los tallarines.
Eso sí, tengamos en cuenta la calidad de sus componentes. Si hay que ceñirse a la elaboración de la receta tradicional y originaria, la elección de la carne es determinante. Jamás de cerdo, mejor de buey, y cortada a daditos. Y la pasta, por supuesto ‘Al dente’. Pura combinación Cervecista.