Hoy rendimos tributo a la cultura franco-belga con el popular “plateau de fromages” y con Leffe Blonde, la emblemática cerveza de estilo Belgian Blonde Ale que no va a defraudar a ningún Cervecista.
La región franco-belga es sinónimo de queso, de donde son originarios casi los más ricos del mundo. Merece la pena compartir una selección de los más untuosos con una cerveza que nos ayude a maridar su intensidad y cremosidad. Como Leffe Blonde o Blond, una cerveza belga con mucha tradición y muy valorada por los paladares más exigentes.
La receta de sus maestros cerveceros (la “Orden de Canónigos Premonstratenses”) sigue intacta desde el XIII, y ahora, ante tanta multitud de estilos y cervezas, no deja de recibir halagos. Se consume nada menos que en 80 países y si no la hemos probado, casi con seguridad nos suena de haberla visto alguna vez en el stand de las cervezas internacionales y especiales de algún supermercado, por su característico envase y su etiqueta de color amarillo.
El queso, el indispensable que dio un giro en la Edad Media
Aunque el queso existe desde tiempos inmemoriales porque se solidificaba y era muy fácil de comer (guardado a la temperatura correcta, duraba bastante en condiciones comestibles) su tratamiento, es decir, cómo lo concebimos ahora, dio un giro de 180 grados en la Edad Media.
Como ocurría con la cerveza Leffe Blonde y la mayoría de productos más ricos y demandados de la época, se elaboraba en los monasterios, que guardaban el secreto de las mejores recetas para generar negocio y riqueza dentro de sus propias órdenes. Ahí empezaron a surgir algunas variedades y el queso se empezó a conocer como producto típico de las granjas.
Ya con el Renacimiento se fue extendiendo hacia las zonas urbanas, donde ya sonaban algunos como el Emmental o Gruyère que tanto nos gustan en la actualidad.
Bastante más tarde con la pasteurización, el queso se volvió un indispensable de las mesas y reuniones hasta nuestros días, en los que la producción industrializada y masiva lanzó la Denominación de Origen Controlada (AOC en francés), con el objetivo de controlar y respetar los métodos de elaboración, muy cuidados y tradicionales.
La tabla de quesos perfecta para una Leffe Blonde
Aunque la tabla de quesos es un habitual de la zona franco-belga, es un must have de cualquier mesa o restaurante.
Para calcular la cantidad por persona y las variedades, tenemos que pensar si la tabla será protagonista de la cata, si lo pondremos como aperitivo o como postre.
Lo ideal es disfrutar de sus ejemplares a temperatura ambiente. Por ello, también debemos pensar en el servicio en función de la época para que no pierda su esencia y sabor. En cuanto a variedad, contemos por ejemplo con cuatro clases, con la finalidad de poder valorar e intercambiar opiniones.
Como la cerveza, el queso nos va a ofrecer una serie de matices, sabores y texturas que incita a incluir varios, y sobre todo, que estén pensados para equilibrar con los aromas y el gusto de esta cerveza de abadía.
La mejor opción es presentarlos en una tabla de madera, más grande o pequeña, limpia de cualquier posible residuo, donde se colocarán empezando por los más suaves, hasta los más fuertes. La blonde de Leffe incita a maridar con los más cremosos y untuosos.
1. Camembert o el Brie, el máximo exponente de la cremosidad
Elaborados a partir de leche de vaca, la del Brie, procedente de la zona cerca de París, tiene una textura muy cremosa y su sabor cambia por completo acorde a su grado de maduración.
El Camembert, también de pasta blanda y pensado para untar con unas tostas o en rebanadas de pan, es típico y tiene la denominación de origen de Normandía, de la localidad con su mismo nombre. Ambos tipos permitirán que Leffe Blonde pueda limpiar el paladar de cualquier posible residuo graso.
2. Saint-Marcellin, delicadeza absoluta
También es de pasta blanda y de vaca. Pero en su origen se hacía con leche de cabra. La leche con la que se prepara, cruda o termizada, hace que tenga el interior cremoso e incite a emplatarlo completo en forma de torta.
Es un queso para degustar con mucho cariño, como su compañera la cerveza blonde ale belga y de espuma cremosa. Que por su intensidad aromática y de amargor moderado equilibrará el sabor.
3. Brillat-Savarin, de gusto dulce
Por último, esta variedad es un poco menos conocida y merece la pena incluir en la tabla. En un principio se le conocía como Excelsior o Délice, pero en honor al gastrónomo Jean Anthelme Brillat-Savarin, se le renombró con el mismo nombre.
De triple cremosidad, se caracteriza por su regusto dulce, como el punto de la Leffe Blonde… irresistible.