Las cervezas con cuerpo y carácter son el contrapunto perfecto para combinar con determinadas carnes y embutidos ahumados.
Si hay una técnica culinaria que encuentra como gran aliada a la cerveza, esa es la del ahumado y sus derivados.
Tanto en carne como pescado, los ahumados (sometidos a una fuente de humo a determinado punto de fuego) adquieren un sabor inigualable y marcado especial, que conserva el producto y alarga su duración.
Especialmente los embutidos sometidos a este proceso de reposado, maridan a la perfección con cervezas de cierto cuerpo y carácter, ligeramente aromáticas, que por su densidad armonizan con el toque curado y la maduración natural de estos productos.
Pensemos en unas láminas de lomo, de jamón ibérico o fuet, muy propios para combinar y degustar a la hora del aperitivo.
No se puede dejar de pensar en el momento de una barbacoa al aire libre, donde las salchichas tipo Frankfurt o butifarras, recién doradas a la parrilla, serán el contrapunto perfecto para acompañar con una cerveza sin prisa, ligeramente subida de intensidad, que acentúe todos los matices de esta degustación.