Una cerveza suave y el pollo teriyaki cocinado al estilo oriental, cambiará por completo nuestra perspectiva sobre esta unión.
Es cierto que las carnes magras de ave, en especial el sabor del pollo, extremadamente suave, no conjuga en demasía con la cerveza, ya que su intensidad y el amargor característico domina por completo el sabor de este tipo de carnes.
Existe mayor tradición de emplear la cerveza como ingrediente para las recetas donde el pollo es protagonista, acompañando posteriormente en la comida la misma que se ha empleado durante la elaboración del plato. De ahí la típica receta de libro pollo a la cerveza, o el modesto pollo al ajillo de toda la vida.
Sin embargo, si el pollo es condimentado con salsas agridulces, o picantes al más puro estilo oriental, todo cambia. Un pollo teriyaki con una cerveza suave estilo pilsen abanderará todo el sabor, y se convertirá en el acompañamiento perfecto.
El carbónico de una cerveza suave aportará frescor y limpiará el paladar del regusto de esta salsa japonesa, única en su elaboración y de gusto dulce, que otorga esa textura y apariencia lacada a la carne.