La fiesta de San Fermín es una de las más esperadas. El chupinazo, el pañuelo rojo y su sabrosa gastronomía le ponen color y aromas a esta festividad en la que la chistorra es un clásico. Para acompañarla, una Alhambra Reserva Roja, y ¡viva San Fermín!
Pamplona es sinónimo de algarabía en julio. Se espera con ansias el chupinazo para atarse los pañuelos rojos y comenzar la celebración. Es una fecha que todos disfrutan: amantes de las tradiciones, de las comidas, de la música y, por supuesto, de la fiesta.
Esta celebración, como muchas, tiene orígenes religiosos. Las primeras ferias datan del siglo XIV, pero cobró fama mundial a partir de Fiesta, la novela de Ernest Hemingway. Hoy, personas del mundo entero la visitan.
Chistorra, huevos y cervezas
Una de las actividades centrales de San Fermín es el disfrute gastronómico. Se come a toda hora, de inicio a fin. Los locales ofrecen pintxos de chorizo, tortilla y todo tipo de tapas.
Pero la protagonista es la chistorra, que se acompaña con arroz y huevos fritos. Un plato que puede ser un principal, pero que aquí se toma como aperitivo a media mañana. El rojo y blanco de la chistorra y el arroz terminan de justificar su importancia en la fiesta.
Este embutido, originario de Navarra, nació como un modo de usar toda la carne del cerdo. Como dice la frase: “del cerdo se aprovecha todo, hasta los andares”, en referencia a la posibilidad de trasladar la chistorra, un plato viajero que podía llevarse a otra tierras. Su color rojo se debe al pimentón, que se le sumó tras la conquista de América.
Hoy es un plato típico que puede comerse de numerosas formas. Por supuesto, para acompañar semejante aperitivo, siempre viene bien una cerveza. En este caso podemos maridar la chistorra con una Alhambra Reserva Roja. Se trata de una lager caracterizada por notas marcadas de cereal tostado junto a notas intensas afrutadas y un gusto amargo pronunciado pero fino y equilibrado. Por su intensidad, va muy bien para armonizar con embutidos y aprovechar al máximo el gran sabor de este plato. Así, logramos una combinación que une norte y sur en un mismo maridaje.
Pues, ya no quedan dudas. San Fermín es una fiesta a la que hay que ir al menos una vez en la vida. ¿Estáis listos para disfrutarla?