Elegir la temperatura y vajilla para la cerveza son dos aspectos básicos que todo cervecista debe tener en cuenta para potenciar el sabor de cada estilo, y así mejorar la experiencia.
Cada estilo de cerveza tiene diferentes colores, sabores, y por ende, requiere distintas temperaturas para poder brillar. Es común pensar, sobre todo en nuestro país, que la cerveza debe servirse fría, que así es como se disfruta más. Sin embargo, beber una cerveza demasiado helada puede restar sabor, además de dificultar la formación adecuada de espuma.
Cómo definir la temperatura según el estilo
Debido a su diferente elaboración y características, cada cerveza logra su máxima expresión a diferentes temperaturas. Hay estilos cuya característica principal es obtener un trago refrescante y sabroso, como las pilsner o las cervezas de trigo alemanas, que deben ser servidas a una temperatura menor para cumplir con su objetivo. Por otro lado, encontramos cervezas con diferentes características, algunas de mayor complejidad, que requieren ser tomadas a una temperatura más alta y degustadas de forma más pausada.
Como norma general, se puede afirmar que las cervezas con mayor contenido alcohólico y, en algunos casos, tonalidades más oscuras, suelen servirse a una temperatura superior que otros ejemplos con un menor grado alcohólico y más ligeros. Cada estilo tiene su temperatura óptima. Por ejemplo, las pale lager suelen servirse entre 3 y 6 grados, ideales para los amantes de los tragos refrescantes. Mientras tanto, se recomienda beber una IPA a una temperatura mayor, entre 4 y 10 grados, y una porter entre 9 y 12 grados.
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La vajilla, la otra clave a tener en cuenta
Así como la temperatura, la elección de la vajilla también es importante para poder disfrutar mejor de la cerveza. Cada estilo posee diferentes tipos de vasos que realzan sus características.
El material de la vajilla es tan importante como su forma. Se aconseja utilizar vasos de vidrio, preferiblemente de mayor fineza. La transparencia del vidrio permite apreciar mejor la apariencia de la cerveza.
En cuanto a las formas, las jarras y vasos de gran capacidad suelen estar diseñados para beber cervezas ligeras y con bajo contenido de alcohol, como las german pils, las weissbier o las bitter británicas. Por otro lado, para las cervezas más intensas y alcohólicas, se suelen utilizar copas más pequeñas.
Además del tamaño, hay que fijarse en la relevancia de la forma de la copa o vaso. Las cervezas de mayor contenido alcohólico o con envejecimientos en distintas barricas, suele utilizarse la copa snifter, estas copas tienen un formato esférico, ancho en el fondo y estrecho en la boca, son ideales para concentrar los aromas de las cervezas más fuertes.
Otras cervezas, como las weissbier alemanas, se sirven en vasos altos con base estrecha, lo cual favorece la formación y retención de la espuma.
Por su parte, se recomienda que las cervezas trapenses y de abadía sean consumidas en copas tulip cuya forma del labio superior permite la retención de espuma. El estrechamiento en la zona media facilita la retención de aromas. La curvatura exterior del labio superior facilita el sorbo.
Un último tip para tu experiencia cervecista
Más allá de la forma y material, es fundamental que la vajilla esté perfectamente limpia. Se recomienda humedecer con agua limpia y fresca o en el mojacopas antes de usarse para evitar cualquier rastro de polvo. Y teniendo en cuenta lo que ya hablamos de la temperatura, no se recomienda congelar cualquier tipo de vaso, copa o jarra, en ningún caso.
Ahora ya con temperatura y vasos adecuados, es hora de elegir y disfrutar como un verdadero cervecista.
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