En ocasiones y por falta de espacio, no sabemos dónde conservar la cerveza fuera de la nevera. Incluso hay determinados estilos que requieren guardarla de una manera determinada. Veamos algunos consejos y recomendaciones para conservarla en el tiempo y a temperatura adecuada.
Una pauta básica está en mantener la cerveza en un lugar fresco y oscuro que la preserve de los rayos solares, y durante un espacio de tiempo que no se prolongue a más de unas cuantas semanas.
Sin embargo, además de esta pauta, existen otros datos que ayudarán a conservarla de una forma correcta para que en el momento de servicio se pueda disfrutar con todas sus cualidades, sin alteración del sabor y de sus matices.
Cuándo caduca la cerveza
Esta es una de las primeras preguntas que deben plantearse a la hora de conservar toda la cerveza que no se vaya a consumir en el mismo momento de compra.
Hay que tener en cuenta que la cerveza es un producto que, aunque no se estropea al momento como los productos frescos, sí pueden evolucionar en ella sabores no deseados.
Son bebidas que no se deben mantener a lo largo de los años como el vino o el whisky, y salvo algunas cervezas envejecidas en barrica, las de fermentación espontánea (lambics) o determinados estilos como las doppelbocks que permiten mantener sus características por más tiempo, la mayoría de ellas deben consumirse a lo sumo en unos meses, como mucho dentro del mismo año, y siempre y cuando se encuentren en unas condiciones de conservación óptimas.
La pasteurización prolonga la vida de la cerveza
¿Por qué en algunos casos se pasteuriza la cerveza? Básicamente porque hace que el líquido sea estable más tiempo en términos biológicos. La pasteurización marcó un antes y un después en la elaboración de la cerveza.
Hasta el momento, otros métodos que se utilizaban para mantener la cerveza más tiempo era el añadir lúpulo aprovechando sus cualidades conservantes en los toneles de madera en los que viajaba la cerveza hasta la India en barco.
Es aquí cuando se piensa que nace el popular estilo que hoy en día se conoce como India Pale Ale.
Tras el descubrimiento de la pasteurización, se permitió que la cerveza se pudiera transportar a lugares más lejanos y se conservara en mejor estado durante el traslado.
Por otro lado, con la vuelta y una tendencia por disfrutar de unos estilos recuperados, están esas cervezas sin pasteurizar en las que su verdadero valor se encuentra en la falta de este proceso.
Sus levaduras quedan en suspensión haciendo que la conservación de la cerveza sea un punto fundamental para preservar la calidad del producto.
La luz y el calor, los principales enemigos de la cerveza
Por último, tener en cuenta que la luz directa y las altas temperaturas son dos factores que inciden de forma negativa en la conservación de la cerveza.
Estimulan los posibles microorganismos y reacciones fisico-químicas que aceleran su envejecimiento dañando la cerveza y sus propiedades.
Dependiendo del envase (este ya es otro tema), o del material del envase (el color del cristal -opaco o más transparente- o la lata), se podrá dañar más o menos si está en condiciones poco favorables.
Lo mejor es mantenerlas en un lugar fresco y libre de luz directa, a no ser que estén listas y con la temperatura óptima de consumo refrigeradas, estado al que ningún Cervecista podrá resistirse.